MI DESMADRE
Llevo años incómoda con el día de la madre. No tengo tan claro por qué, pero escribo en un desesperado intento de desenredar esa cuestión. Y, a propósito, esta incomodidad empezó cuando precisamente me hice madre. Antes de eso, me parecía uno de esos maravillosos días del año, como navidad, en los que puedes compensar y expiar - con contrabando o mercancías chinas - la culpa de sobrecargar a un solo miembro de la familia con absolutamente toda la responsabilidad. Toda. A las madres nos culpan por ser sobreprotectoras, por ser dóciles, por ser estrictas, por ser dulces, por ser agrias, por seguir con nuestras vidas después de tener un hijo, por no seguir con nuestras vidas y dedicarnos al hijo... y cuando no somos sobreprotectoras no nos juzgan, nos crucifican. No hay nada que podamos hacer para expiarnos a nosotras mismas de la culpa de cargar con el peso de la humanidad entera sobre nuestros hombros. Digo 'la humanidad entera' no por exagerar, sino porque si: todos han sali...