MI DESMADRE

Llevo años incómoda con el día de la madre. No tengo tan claro por qué, pero escribo en un desesperado intento de desenredar esa cuestión.

Y, a propósito, esta incomodidad empezó cuando precisamente me hice madre. 

Antes de eso, me parecía uno de esos maravillosos días del año, como navidad, en los que puedes compensar y expiar - con contrabando o mercancías chinas - la culpa de sobrecargar a un solo miembro de la familia con absolutamente toda la responsabilidad. Toda.

A las madres nos culpan por ser sobreprotectoras, por ser dóciles, por ser estrictas, por ser dulces, por ser agrias, por seguir con nuestras vidas después de tener un hijo, por no seguir con nuestras vidas y dedicarnos al hijo... y cuando no somos sobreprotectoras no nos juzgan, nos crucifican.

No hay nada que podamos hacer para expiarnos a nosotras mismas de la culpa de cargar con el peso de la humanidad entera sobre nuestros hombros. Digo 'la humanidad entera' no por exagerar, sino porque si: todos han salido de nuestras vaginas. Y antes de ser madres solíamos ser seres humanos, de esos que hacen pipí, o que la familia a veces cuida solo porque lo necesitamos, o porque queremos, y no porque sea el día de las madres.

He pensado en más cosas. Por ejemplo, en la programación de la televisión por cable.

Pasan orgullosamente una publicidad contando que para el día de las madres la programación consiste en películas con nuestras actrices favoritas. Para el día del padre la programación también consiste en películas con sus actrices favoritas. Parece que ellos quieren follar. Y no con nosotras. Como si fueran seres humanos. Las madres no. Las madres ya no tenemos deseo alguno. Sólo recreamos nostalgicamente nuestras fallidas historias de amor con el 'padre' que finalmente no hace un culo -con la misma actriz-.

Y ahí depronto entiende uno como funciona esto del día de la madre.
Las madres no somos mujeres. Fuimos. Antes.
Las madres no tenemos una vida propia. La tuvimos. Hace tiempo.
Las madres no tenemos sexo. Ni lo tuvimos, fue una paloma y vamos a enseñarle a nuestros hijos que sientan asco de pensar que su madre (que ya no es una mujer, sino una madre) tuvo un orgasmo alguna vez, o que se le vinieron adentro.

Pero todo ha valido la pena, por los putos regalos chinos de contrabando, y que el resto de la familia se sienta buena persona mientras nos los entrega.

Si nos regalan electrodomésticos comprados en almacén de cadena, debemos agradecer más, porque nos aman tanto que quieren que les cocinemos más rápido.

Todo esto sucede por que nos han pensado todo el año, todo este año en el que nos han culpado de cualquier cosa que eventualmente haya salido mal.

No somos heroínas. No somos más fuertes. No somos la guinda del pastel. Somos iguales. Es solo que nos han dejado ahí, sin opción, solas, apechugando. Esperando que cuando al fin dejamos de dar teta y conseguimos novio, la sociedad nos exija decirle a nuestros hijos: "es un amigo".

Siempre tendremos la culpa de todas las desgracias de nuestros hijos. Y a los que les vaya mejor que al promedio, pagarán una terapia para que les digan: "y cómo te sientes con eso?" Y respondan: siento que mi mamá...

Y ahora mis amigas saldrán a decir que para qué publico estas cosas, que a ellas si les gusta que les den regalos, que hagan el almuerzo y laven la loza. A mí también me gusta. Pero eso no es un regalo. Un día al año? Recostados de mierda.

Dedicado a mi mamá. Que no sé de dónde saco fuerzas para vivir toda esta vida, y además la suya, y a ti: que te arrancaron la vida y ahora quieren convencerte de que fuiste tú.

POR: AVENTURERA 




Comentarios

Entradas populares de este blog

YO TE AVISO

MI DEPRESIÓN Y YO

¿PORQUÉ ME DEJÉ VER LOS CUCOS ANTES DE TIRARME POR EL RODADERO?

VALÓRATE UN POCO

YO NO ME HARÍA LA KERATINA