EL QUID DE LAS LOBAS Y LOS LOBOS
El quid de las lobas y los lobos
No crean que no me he documentado: he leído sobre el tema y me he dado la pela de preguntarle a los hombres cual es la pendejadita que tienen ahí con las lobas, cual es esa atracción inaguantable que sienten por esta mujer de jean sin bolsillo y uña decorada?
Y cuando dicen “pero es que no la quiero para casarme” se da uno cuenta de que es tan común… Me explico: hasta tienen una frase de reconocimiento popular para excusar el error que concientemente están cometiendo, y se sienten hasta orgullosos de tener a semejante mujeronón al lado, porque así queramos o no, amig@s mí@s, pa’ser loba de esas por las que se justifica cometer el error, hay que tener lo suyo.
El tema que me aqueja hoy va un poco mas allá: ¿nos es permitido a nosotras decir “¡pero es que no lo quiero para casarme!”? Socialmente está muy mal visto que una mujer se involucre en una relación sin vislumbrar cierta estabilidad en ella, ese cuento lo sabemos de memoria, precisamente no lo damos rápido para que el tonto dure por lo menos una salida mas, no lo buscamos para hacernos las difíciles (y funciona, recibo comentarios que me respondan porqué) y nos acostumbramos a vivir nuestras vidas bajo el yugo de ciertas estrategias de conquista que tienen unos parámetros que no nos permiten salirnos de la raya, y la mayoría terminamos envueltas en todo este juego que se traduce en un paradigma: no sabemos por que lo hacemos, pero sabemos que hay que hacerlo; entonces en principio, si nos gusta un lobo tendríamos que aguantarnos la arrechera, y no salir con él porque “no lo quiero para casarme”?
Pues yo digo que no! La lobería tiene una característica, y es que para ser lob@ no se puede ser cualquier muerto de hambre. Para ser lob@ tienen que haberse conocido las mieles de todos los estratos (en orden ascendente, porque en orden descendente lo que se es, es un pobre fantoche que se fue a la quiebra y anda mas pelado que el rabito del niño dios) y permanecer y mantenerse en uno de los dos mas altos existentes en la capital colombiana. Así las cosas, si usted mi querida amiga ha conocido a un lobo, venga se lo describo para que no entremos en confusiones: no es muy alto, no es muy bajo, no es muy blanco ni muy negro, se peluquea cada mes bien bajito a los lados, si no tiene una cirugía estética (generalmente la de la nariz) por lo menos tiene diseño de sonrisa (a una si le toco sufrir desde los 14 años con brackets), es muy posible que tenga algún tatuaje o un piercing (revíselo bien, a veces se encuentran en los lugares menos imaginados), tiene un cuerpecito, dios mío, caído del cielo: bracitos duros y nalguitas paradas, y el pendejo no ha ido nunca al gimnasio, lo que pasa es que a él si le enseñaron desde chiquito lo que es el trabajo duro, y lo que si caracteriza a un lobo por excelencia es que usted no tiene absolutamente nada de que hablar con él porque muy seguramente tuvo que dedicarse a los negocios del papá mientras se le iba el tiempo de ir a la universidad… Y retomo porque la descripción me quedó muy larga (como todo, la de los hombres es mas simple: jean sin bolsillo y uña decorada) si usted mi querida amiga ha conocido a un lobo SALGA CON ÉL! Y le voy a dar razones de peso para que lo haga:
- No tiene que suprimir permanentemente esos pensamientos que le aquejan cuando le mira los brazos y se imagina quien sabe que cosas. Y confiese que también le ha mirado las nalgas.
- Si está dentro de los parámetros descritos, el lobo no es un arrancado, y usted puede dejar las triviales preocupaciones relativas al pago de las cuentas.
- Va a conocer lugares que no solo no se había imaginado sino que no sabía que existían.
- No tiene que pasársela en la oficina inventando planes estratégicos para que el tipo le ponga el anillo en el dedo porque es que como “no lo quiero para casarme”, va a tener tiempo para trabajar!
- No tiene que pasar por ese estrés tan tenaz de la presentada de las familias, que por dios! Es tan desgastante, y a la larga solo sirve para darle tema de conversación en las tardes de té de las mujeres de la familia de la tercera edad.
- En la semana puede disfrutar de las mieles de la soledad (la peluquería, un buen libro, el gimnasio, las series del cable que están buenísimas… en fin) y los fines de semana hay un encanto esperándola con muchas ganas, que probablemente la llevará a la fiesta mas cara de la ciudad y después a echarse un polvo de esos que lo dejan a uno levitando hasta el lunes.
- Puede desprenderse del paradigma de no darlo rapidito, en vez de andarse aguantando ganas que uno no tiene porque aguantarse (¿porqué creen que somos de palo?)
- No hay nada mas liberador para el alma que tener sexo libre sin tener que preguntarse: será que si hago tal o cual cosa pensará que soy una cualquiera?
- Cuando quiera puede no salir con él, con eso también se las da de difícil (repito que no se qué les atrae de la dificultad) y vuelven la “relación” un poco mas interesante, y mientras tanto invertir tiempo en conocer al que usted cree que si es el hombre perfecto.
- Ahora, si no le gusta decir que está sola, puede decirse que en realidad no lo está.
En fin, que puede salir mal? La invito a que salga con ese que “no queremos para casarnos” y se desprenda de todas sus limitaciones, le de un respiro a sus creencias y se libere de la rutina. Puede sorprenderse positivamente, no solo de si misma al descubrir cualidades que ni usted se conocía, sino de pronto de un buen lobo, vea que los canes son lo más de fieles.
POR: AVENTURERA
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