¿ME REGALA CINCO MINUTOS?

En las mañanas uno se levanta con cincuenta mil cosas que hacer. Esperando a veces que lo único que suceda sea que se acabe el día para poder descansar. En la mañana la rutina es pesada, sobre todo cuando están los hijos:

Les pide uno que se levanten, ellos pelean por cinco minutitos mas en la cama, luego es un lío meterlos a la ducha y ni se diga después tratar de sacarlos de ahí. Mientras tanto uno también tiene que luchar contra las ganas propias de los cinco minutos, la ducha caliente y la tragedia: ¿qué me pongo? Mientras tanto hay que supervisar que la falda del uniforme quede bien puesta y los botones de la camisa no se los haya apuntado torcidos… y el desayuno, y correr a cepillarse los dientes. El pito de la ruta... que se hizo la maleta?

Son cuarenta y cinco minutos agotadores aunque, curiosamente, tan energizantes...

Después sigue el transmilenio (porque irse en carro a la oficina es mas loco todavía): subir el puente detrás de una viejita setentona que tiene todo el tiempo del mundo (¿no se supone que los que tienen menos tiempo deberían ir mas de afán?), llego al pasador y CARAJO! No tengo tarjeta. Miro hacía atrás y la fila para comprar una tarjeta está del doble del tamaño de lo que estaba hace diez segundos, y pues nada, hay que hacerla y ya voy tarde a la oficina. Me subo y nunca me ha tocado una silla (nadie sabe como llegaron ahí los seres que van sentados… son todo un enigma), y todos los que se suben en mi estación estiran el brazo para agarrarse de la baranda, mientras yo busco desesperadamente una baranda vertical que se acople a mi uno con cincuenta de estatura… y pues eventualmente la encuentro, pero saben ustedes que el problema de la estatura resulta bastante particular, y es que aunque en la mañana no es tan tenaz porque generalmente la gente está recién bañada, en la tarde si puede ser una tortura que mi nariz le dé en el sobaco al promedio de la población bogotana que monta en transmilenio.

Y llega uno a la oficina, y yo no se si es que creen que uno es de caucho, que le empacan trabajo y como uno estira entonces siempre le embuten mas… Uno en vez de decirle al jefe: “mira gordito: deberías ser mas sensato, yo te hago el trabajo de tres personas, no me pongas mas porque voy a quedarte mal, y así tú también le vas a quedar mal a tu jefe, ¿si?”. ¡Pues no! Uno sonríe como un pelotudo y le contesta: “¡Claro jefe! ¡Yo le saco eso! Psss… ¡No le dijo a nadie! Mas bien diga ¿A que hora lo quiere?”. Y a reventar se dijo.

Al medio día hay que sacrificar la hora de almuerzo tres veces en la semana repartidas mas o menos así: martes y jueves clase de yoga, y viernes peluquería.

Se acaba la jornada y uno deja eso más o menos organizadito… pues lo que se alcanzó a hacer en hora nalga, y se sube uno nuevamente al servicio masivo-abusivo de transporte público, con el sobaco de alguien que ya ha trabajado todo el día, en la nariz. Y a pesar de que olerlo es inevitable, ya no hay lugar a pensar en eso, porque me encuentro en la hora del transe entre dos mundos: uno es la oficina, tratando de expiar la culpa que siento por no haberme quedado una hora mas (con todo lo que tenía pendiente), expiación que funciona cuando pienso que en la casa me necesitan mas aún, y el otro es ese: la casa. Los músculos se tensan cada vez más de pensar que no es que uno haya salido del trabajo, sino que se dirige hacia el turno número dos: supervisión y revisión de tareas, regaño por la tarea que no se hizo, pelea con los abuelos por regañar a la nieta, felicitación por la que obtuvo desempeño superior, “beso, abrazo y te amo” sin motivo (es la mejor parte), poner a lavar la ropa, hacer la comida mientras funciona la lavadora, luego hacer la rutina para ir a dormir, leer un cuento, y bajar a colgar la ropa porque la lavadora ya terminó el ciclo.

Son las 8:30 p.m.. Y, como me niego a desempeñar un solo rol, entonces ahora tengo que ocuparme de mí. Ya tengo tiempo de escribir un poco para el blog (ojo aquí, que blog traduce bitácora, y eso significa “diario”, no es una columna, un artículo, ni un estudio comportamental; es una ahogada desahogándose con los que tengan cinco minutos de su apreciado tiempo). Y hay días en que salen cosas malas, y hay otros en que no sale nada. Puedo vivir con eso.

Otros dos días en la semana salgo a las 8:30 p.m. a desentonarle los coros a una prometedora banda de rock: Atma Siddhis. No se si ellos estén tan contentos conmigo como yo ahí, pero además de sentir un importante crecimiento musical, no hay nada mas desestresante que un grupo de gente absolutamente sincera en su expresión más genuina.

Así y todo, hay manes que quieren andar con uno, y ustedes dirán: ¿pero a que hora? y pues sí: tengo tiempo también para enamorarme. Es uno de los tiempos más difíciles de sacar, sobre todo con alguien que tiene un ritmo parecido. Eso lo hace más gratificante aún.

Pa’las amigas también hay, siempre ha habido y siempre habrá. Sobre todo lora (lora que dependerá de condiciones hormonales, climáticas y de disponibilidad). Y estas viejas lo hacen a uno correr con cumpleaños, despedidas, comidas, showers, y no solo cuentan con la asistencia de uno, sino que también hay que involucrarse en la logística. Y pues nada, se le tiene: la lista de invitados, el menú, la decoración, con quien dejamos a los niños, etc.

Los fines de semana, esos son por excelencia los de la familia, sea cual sea el panorama que pinten. El peor es ir a la finca, y se goza, ¿oye? Persiga a la vaca, saque a los pavos de la casa, busque al perro que se escapó, “mamá: me unté los zapatos”, ¿Pero cómo, de qué te los untaste?… Los domingos hay que complementar el yoga con un poco de ejercicio, que puede ser trotar, o recorrer unicentro tres veces buscando un par de zapatos. Con la segunda opción es fijo que toda la familia quema calorías.

A veces uno se enferma (entre la rosácea, la migraña clásica, arritmia cardiaca y colon irritable, no hay mucha escapatoria). Qué le podemos hacer… un corchito… una empepadita anti migraña… Sonría y levántese otra vez mi reina. Lo del corchito es chiste, ¿no?

Hay días que uno está cansado. El coco se recalienta… Solo pienso en mi cama, y vuelve a mí el primer pensamiento de la mañana: esperando a veces que lo único que suceda sea que se acabe el día para poder descansar. Pero es que alguien me dijo que de esta no salgo viva, entonces todos los días tengo que hacer todo lo que tengo que hacer, y de pronto una lucecita me ilumina el letrero y me recuerda el listado de las cosas pendientes en el día, y en la vida, y entonces me pongo un voladorcito y sigo no mas.

Así que cuando yo le digo a usted que me regale cinco minutos, y me dice que no tiene tiempo, primero le doy las gracias por ser tan amable y educado. Eso se le tiene en cuenta. Pero quiero que sepa que sé que no es verdad. El que quiere tiene tiempo. Y pues nada: al que le caiga el guante…



POR: AVENTURERA

Comentarios

  1. Buenísimo… y carla, te felicito por tus escritos, creo que todos tenemos un pedacito de cada uno de ellos.
    Ummm y auque casi nunca los ponemos en practica, nos divierten mucho.
    Suerte!!!

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  2. huyyyyyyyyyyyyyyyy......jajajajajaaaaaaaaaa

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  3. Tienes toda la razón mi querida Carla, y a pesar de las multiples cosas que hacemos en el día curiosamente lo mas desesperante son los 10 minutos de espera para salir de trabajar...ese afan!!! para que?? para seguir con la RUTINA mi china.

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  4. Carlita, levanté la mano y te dije, Oh!!! no he podido leer aquello de: "Me ragala cinco minutos?" y me contestaste, si, yo se que hoy nadie ha tenido 5 minutos. Pero ya ves, estoy de acuerdo con Juliana tus escritos son muy buenos, me hacen reir y me hacer recordar cuando me tocaron esas épocas a mi. Casa, trabajo, universidad, esposo y hijo, amigas, familia y para completar me dio por conseguir mozo. Ja Ja Ja y entonces ahí vuelvo a estar de acuerdo contigo: "El que quiere tiene tiempo" y para todo alcanza. De todos modos, ánimo aventurera, siempre que estés a punto de reventar de cansancio solo piensa: TODO PASA... Y mira a tu cría (ella siempre será el motor que te impulse a seguir) verás que algún día tu descansarás y mientras lo haces tal vez ella deberá llevar sus propios afanes y tu disfrutarás a tus anchas el amor a los críos de la chinita y ahí encontrarás tu recompensa. Se te quiere y se te admira!!! Ah!! y se me olvidaba!!! seguramente cuando te subes al transmilleno tus sobacos no estén tan frescos después de semejante trajín diario... Ja Ja Ja.

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  5. Aguantan los 5 minutos para leer esto!!! de eso estoy completamente seguro, de lo demás, a lo mejor no me alcanza el tiempo... Pero estos 5 se que me refrescan el COCO LOCO.... y de vuelta al trabajin... y de pronto alcanzo a jugar un ratico ETSBOTS :P

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