ROSA ELVIRA:
Por donde empezar. Soy de esas personas que trata de sacar lo bueno hasta en las peores situaciones. Y hoy tengo miles de ideas rondando mi cabeza en torno a lo que te pasó. Pero todas son negativas. Trato de ponerlas en orden, juntas, separadas, revueltas… y no logro impulsar nada positivo a través de esto. No lo logro, Rosa, no lo logro.
Una sola lucecita que pueda mostrarme alguito bueno… Pero alrededor solo hay ideas oscuras y confusas… dolorosas... No voy a negarte que ver como mas de cinco mil personas se reunieron este domingo para manifestar el rechazo a lo que te pasó, me enorgullece, sobre todo aquí que ante las peores masacres hemos sido tan indiferentes.
Pero no, Rosa, nada de eso justifica tu sufrimiento. Ese día mientras yo buscaba un suéter para combatir el helaje de la madrugada, tú estabas a punto de quedar inconsciente, entre otros, por la hipotermia, y tal vez pensando en si llegaría ese momento en que la tortura acabara. Tan desbaratada que ni siquiera podías encoger tus brazos para acurrucarte.
Te digo honestamente que podremos vivir sin ti. De hecho, el mundo está preparado para vivir sin cualquiera de nosotros. Pero para lo que siento que no deberíamos estar preparados, es para seguir como si nada, con el eco de tu dolor a cuestas.
Yo trabajo muy cerca, ¿sabes? Paso por ahí seguido. Incluso he estado ahí con mi hija. Pensé en no volver ahí para no tener que imaginar todo lo que sufriste. Pero esto se respira miles de kilómetros a la redonda, y siento escalofríos constantes. No te confundas, no son de terror por ti, tú no produces eso, pero lo cierto es que el alma no se me calienta con nada.
Mientras el veintitrés de mayo de dos mil doce llegaban flores para mí con una dulce tarjeta y yo comenzaba a creer nuevamente que pueden regalarme una flor por amor, y no para recordarme mi fragilidad, empezaba esa noche interminable en la que, a través de ti, un hijo de puta expresaría el odio y el desprecio que siente por nosotras. Y es triste encontrar ese desprecio hasta en las letras de algunas canciones. ¿Qué pensabas mientras te pegaba con el casco de la moto en la cabeza? ¿En el dolor que estabas sintiendo, o en lo que pasaría después? O en que nunca imaginaste que ese tipo al que conocías, tu compañero de clases… Te golpeó por todo el cuerpo, te apuñaleó por la espalda, te violó, te sodomizó, y te empaló por si te quedaba alguna duda del poco respeto, el desprecio, y el odio que puede sentir por una mujer.
Ese hombre es producto de una sociedad repugnante que nos culpa de todo y por todo a nosotras, las mujeres. Y algo de razón tendrán, porque ese sujeto nació en esta ciudad en donde escuchas a una mujer decir (ojo, es en serio, lo escuché de una mujer): “quien la manda a andar por ahí tomando, y a esas horas…” Ah, claro, es que se me olvidaba que aquí en Bogotá el hecho de que una mujer también sienta ganas de vivir su ciudad es objeto de castigo. Y entonces a la larga Rosa, para muchos terminará siendo tu culpa: para esos que “educan” a personajes como este desgraciado. Me imagino que así sienten que se liberan de su responsabilidad.
Sería interesante poder caminar sola en la noche hasta mi casa sin tener que preocuparme por el tipo que me persigue. Sería interesante que la sociedad no me castigue por querer tener ciertas libertades como esa: caminar, o como la de tomarme una cerveza después de un día pesado con gente que creo conocer. Incluso, si me diera la gana de emborracharme, es mi problema si llego a casa en taxi o caminando a tumbos, pero lamentablemente en esta ciudad nadie me asegura esa llegada. Sería interesante, entre otros, que cuando este tipo de cosas ocurren, fueran esclarecidas dejando de lado el machismo, la religión y la nefasta idiosincrasia que persigue a este pueblo.
El machismo es lo que hace que algunos te culpen por andar sola a deshoras en la calle. La religión te inculpa por haber hecho pecar a un hombre (probablemente lo provocaste, como si el cretino no tuviese libre albedrío… todo un adán). Y los colombianos echaran mano de lo que sea para culparte, porque esa es nuestra idiosincrasia: se hacen las cosas como quede más fácil, y es más fácil eso, culparte, que conminar a la justicia a que nos rinda cuentas y a que vuelque su peso sobre el verdadero responsable. Y el conjunto de estas tres cosas Rosa, es lo que hace que un desgraciado como Javier Velasco se anime a intentar o cometer un crimen de estas dimensiones, no una, ni dos, ni tres, sino cuatro veces (que se sepa).
No sabes cuanto me duele el alma de no poder hacer nada ya por ti y por aliviar por lo menos un poquito de tu dolor. Atentó contra tu vida, tu integridad física, tu dignidad. Y lo cierto es que también atentó contra mí, y espero que seamos muchos los que nos sintamos agredidos por este acontecimiento, y que seamos muchos los que continuemos (o quienes no han empezado comiencen) la lucha por un mundo mejor para todos los que en algún momento nos encontramos expuestos a circunstancias de indefensión.
No sé para cuanto me alcance la vida Rosa Elvira, pero estoy segura de que por lo menos para poner un granito en el corazón y en la mente de aquellos a quienes logro tener acceso, tiene que alcanzar. ¿Verdad que si?
POR: AVENTURERA
Una sola lucecita que pueda mostrarme alguito bueno… Pero alrededor solo hay ideas oscuras y confusas… dolorosas... No voy a negarte que ver como mas de cinco mil personas se reunieron este domingo para manifestar el rechazo a lo que te pasó, me enorgullece, sobre todo aquí que ante las peores masacres hemos sido tan indiferentes.
Pero no, Rosa, nada de eso justifica tu sufrimiento. Ese día mientras yo buscaba un suéter para combatir el helaje de la madrugada, tú estabas a punto de quedar inconsciente, entre otros, por la hipotermia, y tal vez pensando en si llegaría ese momento en que la tortura acabara. Tan desbaratada que ni siquiera podías encoger tus brazos para acurrucarte.
Te digo honestamente que podremos vivir sin ti. De hecho, el mundo está preparado para vivir sin cualquiera de nosotros. Pero para lo que siento que no deberíamos estar preparados, es para seguir como si nada, con el eco de tu dolor a cuestas.
Yo trabajo muy cerca, ¿sabes? Paso por ahí seguido. Incluso he estado ahí con mi hija. Pensé en no volver ahí para no tener que imaginar todo lo que sufriste. Pero esto se respira miles de kilómetros a la redonda, y siento escalofríos constantes. No te confundas, no son de terror por ti, tú no produces eso, pero lo cierto es que el alma no se me calienta con nada.
Mientras el veintitrés de mayo de dos mil doce llegaban flores para mí con una dulce tarjeta y yo comenzaba a creer nuevamente que pueden regalarme una flor por amor, y no para recordarme mi fragilidad, empezaba esa noche interminable en la que, a través de ti, un hijo de puta expresaría el odio y el desprecio que siente por nosotras. Y es triste encontrar ese desprecio hasta en las letras de algunas canciones. ¿Qué pensabas mientras te pegaba con el casco de la moto en la cabeza? ¿En el dolor que estabas sintiendo, o en lo que pasaría después? O en que nunca imaginaste que ese tipo al que conocías, tu compañero de clases… Te golpeó por todo el cuerpo, te apuñaleó por la espalda, te violó, te sodomizó, y te empaló por si te quedaba alguna duda del poco respeto, el desprecio, y el odio que puede sentir por una mujer.
Ese hombre es producto de una sociedad repugnante que nos culpa de todo y por todo a nosotras, las mujeres. Y algo de razón tendrán, porque ese sujeto nació en esta ciudad en donde escuchas a una mujer decir (ojo, es en serio, lo escuché de una mujer): “quien la manda a andar por ahí tomando, y a esas horas…” Ah, claro, es que se me olvidaba que aquí en Bogotá el hecho de que una mujer también sienta ganas de vivir su ciudad es objeto de castigo. Y entonces a la larga Rosa, para muchos terminará siendo tu culpa: para esos que “educan” a personajes como este desgraciado. Me imagino que así sienten que se liberan de su responsabilidad.
Sería interesante poder caminar sola en la noche hasta mi casa sin tener que preocuparme por el tipo que me persigue. Sería interesante que la sociedad no me castigue por querer tener ciertas libertades como esa: caminar, o como la de tomarme una cerveza después de un día pesado con gente que creo conocer. Incluso, si me diera la gana de emborracharme, es mi problema si llego a casa en taxi o caminando a tumbos, pero lamentablemente en esta ciudad nadie me asegura esa llegada. Sería interesante, entre otros, que cuando este tipo de cosas ocurren, fueran esclarecidas dejando de lado el machismo, la religión y la nefasta idiosincrasia que persigue a este pueblo.
El machismo es lo que hace que algunos te culpen por andar sola a deshoras en la calle. La religión te inculpa por haber hecho pecar a un hombre (probablemente lo provocaste, como si el cretino no tuviese libre albedrío… todo un adán). Y los colombianos echaran mano de lo que sea para culparte, porque esa es nuestra idiosincrasia: se hacen las cosas como quede más fácil, y es más fácil eso, culparte, que conminar a la justicia a que nos rinda cuentas y a que vuelque su peso sobre el verdadero responsable. Y el conjunto de estas tres cosas Rosa, es lo que hace que un desgraciado como Javier Velasco se anime a intentar o cometer un crimen de estas dimensiones, no una, ni dos, ni tres, sino cuatro veces (que se sepa).
No sabes cuanto me duele el alma de no poder hacer nada ya por ti y por aliviar por lo menos un poquito de tu dolor. Atentó contra tu vida, tu integridad física, tu dignidad. Y lo cierto es que también atentó contra mí, y espero que seamos muchos los que nos sintamos agredidos por este acontecimiento, y que seamos muchos los que continuemos (o quienes no han empezado comiencen) la lucha por un mundo mejor para todos los que en algún momento nos encontramos expuestos a circunstancias de indefensión.
No sé para cuanto me alcance la vida Rosa Elvira, pero estoy segura de que por lo menos para poner un granito en el corazón y en la mente de aquellos a quienes logro tener acceso, tiene que alcanzar. ¿Verdad que si?
POR: AVENTURERA
Que les pasa e estos tipos, desde la vulgar cogida de nalga en la calle, el piropo asqueroso y la mirada que te desnuda hasta vil cochinadas que yo creo aún no tienen limites. Que tiene que pasar para que nos protejan? , que violen, maltraten o asesinen a una niña, mujer o anciana de la crema innata de nuestra sociedad burocrata para que pongan leyes que realmente se cumplan,que deje de ser una paradoja de nuestra constitución, que se dignifique la vida por encima de un seguro médico para tener acceso a un servicio de calidad inmediato y no a una sala de espera para que te mueras,OJALA esta martir de nuestro genero sea nuestra heroína para verdaderos cambios y lucha de nuestros derechos: el derocho a salir con una minifalda, a tomarnos una cerveza , a podernos ver lindas sin miedo a que nos castiguen por querer ser mujeres, mujeres libres....¿por Dios, quié dijo "eso le pasa por andar en la Calle? a veces la gente sólo sirve sino para criticar porque no tienen una vida que vivir, lo lamento por ella , que tirste debe ser su vida!!!
ResponderEliminarSon tan poco hombres, tan poco humanos, tan vacíos como inertes, que solo de esta manera llegan a sentir que están vivos sin darse cuenta de que están muertos en vida, podridos por dentro, son inútiles, enfermos, degenerados, sucios, agravando la situación nuestra débil y coja justicia y nuestra falta de leyes.
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