EL MERCADO DEL USADO
Después de cierta edad creo que nadie puede decir que está en el mercado del nuevo. Los usados después de los treinta somos mayoría, y los nuevos no saben como deshacerse de esa calidad. Así que para mi propio consuelo, es más atractivo el mercado del usado.
No se confundan, no voy a hablarles aquí de la virginidad. Hablo de enamorarse. La juventud nos entra con unas ganas desaforadas de entregar el corazón, de encontrar el amor de nuestras vidas. Y bueno, yo me acuerdo muy bien de mi primer noviazgo estable (muy buenos recuerdos, por cierto) y en teoría ninguno de los dos había tenido antes una relación duradera, sincera, y por decirlo de alguna forma: real. Aunque aún dudo que tan real era por que en tres años nunca me fue permitido entrar en su mundillo.
Por eso, mis amigas lo catalogaban como raro. Así, tal cual como el creep de Radiohead. Yo no entendía por qué el hacía muchas cosas de las que hacía, y por qué si decía que me amaba me mantenía al margen. Entonces simplemente lo definí y lo defendí de esa forma: es que él es raro.
A pesar de haberme enamorado hasta las patas de él y haber visto pasar mi vida entera a través de mis ojos a su lado, cuando terminamos mi juventud era mas fuerte que mi tuza y la vida siguió. Conocía gente nueva todos los días, lugares, comida, cocteles, películas, libros, música… Pasó el tiempo y de pronto alguien comenzó a gustarme en serio otra vez y para mi fue tan fácil como darle mi número y sentarme a esperar a que el teléfono sonara al día siguiente para comenzar una relación nueva.
Mi corazón estaba listo. Con toda la energía necesaria para empezar otra vez, emocionarme por una llamada, arreglarme de pies a cabeza para verme con alguien que significaba la intriga de no saber que pasará, la novedad.
Hoy en día no pasa, porque uno ya se sabe de memoria las opciones: que lo llamen o que no. Si no llama, pueden pasar dos cosas: o una se decide y toma la iniciativa de llamar, o simplemente no pasa nada. Pero si llama... Y así, las posibilidades se abren en un inmenso abanico, que uno ya conoce y que deja de causar emoción. Ha tenido uno tantas novedades, que tener una en el tintero ya no es novedad…
Entonces yo estaba en estas, y llamaba a mi amigo, al que me lo presentó, y le decía: “¡Gordo! Este man no me llama! ¿Qué es lo que pasa? Gordo, ya me llamó, pero imagínate que el man dizque se va de puente, así que no nos veremos sino como hasta dentro de quince días. Gordo: tú amigo es muy raro, no me volvió a llamar. Gordo: ya llamó, pero solo a saludarme, ¿será que no quiere verme? Gordo: dime la verdad, ¿él que te ha dicho? Ese niño es como raro.”
Finalmente el gordo se compadece de su amiga y escupe toda la información sin ninguna delicadeza y sin real conciencia de la baba que expulsa: “Gorda: la verdad es que tú al tipo le gustas, por eso es que te ha llamado, y no es que sea raro sino que él acaba de salir de una relación súper fuerte, entonces apenas se está recuperando de eso, y no quiere tener nada serio por ahora.”
Incógnita número uno: ¿QUE CARAJOS QUERÍA DECIR SÚPER FUERTE? La verdad es que todavía no entiendo mucho cuando la gente se refiere a una relación súper fuerte que vivió en su juventud temprana en medio de miles de sustancias que alteraban el comportamiento y que seguramente se terminó porque ya era necesario cambiar de panorama. ¿Soy yo? O la gente es muy nena...
Incógnita número dos: ¿Será que mi antiguo novio no era raro sino que tenía una ex novia malvada que lo había hecho polvo y yo no lo sabía? Quiero pensar que no y seguir creyendo que era un rarito.
Al traste con este caballero. Salimos un par de veces y la verdad a mi me resulta muy aburrido salir una vez al mes. Eso significaba conocerlo lentamente… Ir
El caso es que este personaje a mi me gustaba, y yo le gustaba, pero como él ya había estado en una relación anterior que lo había hecho mierda, yo tenía que pasarle que me llamara cuando quisiera, que me llevara donde quisiera, y que me besara solo cuando andaba de buenas pulgas. Él ya pertenecía al mercado del usado y eso lo ponía en una extrañísima posición dominante en la que era, no solo aceptable, sino sensato hacer desplantes.
Es increíble como la sociedad manipula a las mujeres para hacerles creer que las estupideces que hacen los hombres están bien. Yo ya me había enamorado antes, y de un raro, también me habían roto el corazón, había pasado por una relación en la que lo fuerte no eran nuestros estados de ánimo, sino nuestros lazos, y esos lazos, por una u otra razón, se rompieron. Así que simplemente había que seguir adelante.
Entonces vuelvo al punto: hoy yo también pertenezco al mercado del usado y mis amigos hablan de lo que han aprendido a través de sus relaciones, pero hay algo ahí que no me cuadra: la línea que separa lo que realmente han aprendido de las taras que les han dejado las tuzas que no han superado, parece ser muy delgada.
Las personas vivimos sufrimientos, dramas, traiciones, y pues sí: sentimos cómo de una u otra forma alguien a quien le habíamos entregado el corazón en un gesto absolutamente genuino, pisoteaba todos estos sentimientos tan bonitos y sinceros.
Viene lo que no debería venir: el aprendizaje. Aprender a desconfiar, a imponerse, a luchar por el ego antes de que se lo rajen, a luchar por el poder, perdón, por la justicia, a dar el golpe bajo antes de que nos tomen desprevenidos, a no demostrar los sentimientos. Aprender a ver ante los ojos como mueren las relaciones sin sentir el más mínimo remordimiento por no meterle un poco de juicioso empeño que permita sobrevivir a tiempos difíciles (por los que pasan TODAS las relaciones). Aprender a mentir mirando a los ojos, aprender... ¿inseguridad?
Pocas veces aprende la gente a perdonar, a olvidar, a sonreír otra vez por los mismos motivos, y así realmente realizar ese proceso empático de entender por qué alguien más nos ha hecho daño, y permitirse a uno mismo EMPEZAR DE NUEVO.
Yo soy una de esas románticas empedernidas que realmente cree en el amor (a que no se habían dado cuenta, jejeje). Eso no revela necesariamente que lo haya encontrado, pero el hecho de no tener esa certeza no quiere decir que no exista, o hasta de pronto que ya esté frente a mis ojos.
Entonces, yo no estoy muy segura de que aprender todas esas cosas sea muy bueno. De hecho, es ahí cuando insisto: yo no creo que eso sea aprendizaje, sino taras emocionales que uno no ha superado de una relación a la que le está permitiendo llevárselo a uno por delante. Y la gente entonces se enfrasca en su propia resignación: “el amor no existe, todas las relaciones terminan, a la larga todo se convierte en lo mismo”.
Rendirse ante esa situación, permitir que las personas que pasaron por la vida de uno (casi siempre con buenas intenciones, solo que no funcionó) acaben con las expectativas tan limpias que se tenían en la juventud… en serio ¿somos tan débiles?
El mercado del usado está in, muchachos, solo que debe usarse inteligentemente: si usted tiene perro, siempre ha tenido mascota y siempre la tendrá, y su primer carro fue un dos puertas motor 1.0 porque gastaba poca gasolina, no sea pendejo, ahora que está mas grande inviértale más platica y compre un usado con mejor baúl, aunque la gasolina esté tan cara en este país, es mejor andar en algo en lo que uno puede subir todo lo que tiene. Pero no compre de nuevo el mismo modelo pensando: “ya aprendí una lección: voy a comprar este modelo de carro y como soy tan sabio nunca intentaré subir a mi perro”. Así no es. Aprovechemos nuestra historia para aprender, no para ser unos tarados.
POR: AVENTURERA
No se confundan, no voy a hablarles aquí de la virginidad. Hablo de enamorarse. La juventud nos entra con unas ganas desaforadas de entregar el corazón, de encontrar el amor de nuestras vidas. Y bueno, yo me acuerdo muy bien de mi primer noviazgo estable (muy buenos recuerdos, por cierto) y en teoría ninguno de los dos había tenido antes una relación duradera, sincera, y por decirlo de alguna forma: real. Aunque aún dudo que tan real era por que en tres años nunca me fue permitido entrar en su mundillo.
Por eso, mis amigas lo catalogaban como raro. Así, tal cual como el creep de Radiohead. Yo no entendía por qué el hacía muchas cosas de las que hacía, y por qué si decía que me amaba me mantenía al margen. Entonces simplemente lo definí y lo defendí de esa forma: es que él es raro.
A pesar de haberme enamorado hasta las patas de él y haber visto pasar mi vida entera a través de mis ojos a su lado, cuando terminamos mi juventud era mas fuerte que mi tuza y la vida siguió. Conocía gente nueva todos los días, lugares, comida, cocteles, películas, libros, música… Pasó el tiempo y de pronto alguien comenzó a gustarme en serio otra vez y para mi fue tan fácil como darle mi número y sentarme a esperar a que el teléfono sonara al día siguiente para comenzar una relación nueva.
Mi corazón estaba listo. Con toda la energía necesaria para empezar otra vez, emocionarme por una llamada, arreglarme de pies a cabeza para verme con alguien que significaba la intriga de no saber que pasará, la novedad.
Hoy en día no pasa, porque uno ya se sabe de memoria las opciones: que lo llamen o que no. Si no llama, pueden pasar dos cosas: o una se decide y toma la iniciativa de llamar, o simplemente no pasa nada. Pero si llama... Y así, las posibilidades se abren en un inmenso abanico, que uno ya conoce y que deja de causar emoción. Ha tenido uno tantas novedades, que tener una en el tintero ya no es novedad…
Entonces yo estaba en estas, y llamaba a mi amigo, al que me lo presentó, y le decía: “¡Gordo! Este man no me llama! ¿Qué es lo que pasa? Gordo, ya me llamó, pero imagínate que el man dizque se va de puente, así que no nos veremos sino como hasta dentro de quince días. Gordo: tú amigo es muy raro, no me volvió a llamar. Gordo: ya llamó, pero solo a saludarme, ¿será que no quiere verme? Gordo: dime la verdad, ¿él que te ha dicho? Ese niño es como raro.”
Finalmente el gordo se compadece de su amiga y escupe toda la información sin ninguna delicadeza y sin real conciencia de la baba que expulsa: “Gorda: la verdad es que tú al tipo le gustas, por eso es que te ha llamado, y no es que sea raro sino que él acaba de salir de una relación súper fuerte, entonces apenas se está recuperando de eso, y no quiere tener nada serio por ahora.”
Incógnita número uno: ¿QUE CARAJOS QUERÍA DECIR SÚPER FUERTE? La verdad es que todavía no entiendo mucho cuando la gente se refiere a una relación súper fuerte que vivió en su juventud temprana en medio de miles de sustancias que alteraban el comportamiento y que seguramente se terminó porque ya era necesario cambiar de panorama. ¿Soy yo? O la gente es muy nena...
Incógnita número dos: ¿Será que mi antiguo novio no era raro sino que tenía una ex novia malvada que lo había hecho polvo y yo no lo sabía? Quiero pensar que no y seguir creyendo que era un rarito.
Al traste con este caballero. Salimos un par de veces y la verdad a mi me resulta muy aburrido salir una vez al mes. Eso significaba conocerlo lentamente… Ir
“m – u – y - d – e – s – p – a – c – i – o”.Tal y como él quería. Pero pues ustedes saben que a mí no se me da muy bien eso de hacer las cosas como los demás las quieren…
El caso es que este personaje a mi me gustaba, y yo le gustaba, pero como él ya había estado en una relación anterior que lo había hecho mierda, yo tenía que pasarle que me llamara cuando quisiera, que me llevara donde quisiera, y que me besara solo cuando andaba de buenas pulgas. Él ya pertenecía al mercado del usado y eso lo ponía en una extrañísima posición dominante en la que era, no solo aceptable, sino sensato hacer desplantes.
Es increíble como la sociedad manipula a las mujeres para hacerles creer que las estupideces que hacen los hombres están bien. Yo ya me había enamorado antes, y de un raro, también me habían roto el corazón, había pasado por una relación en la que lo fuerte no eran nuestros estados de ánimo, sino nuestros lazos, y esos lazos, por una u otra razón, se rompieron. Así que simplemente había que seguir adelante.
Entonces vuelvo al punto: hoy yo también pertenezco al mercado del usado y mis amigos hablan de lo que han aprendido a través de sus relaciones, pero hay algo ahí que no me cuadra: la línea que separa lo que realmente han aprendido de las taras que les han dejado las tuzas que no han superado, parece ser muy delgada.
Las personas vivimos sufrimientos, dramas, traiciones, y pues sí: sentimos cómo de una u otra forma alguien a quien le habíamos entregado el corazón en un gesto absolutamente genuino, pisoteaba todos estos sentimientos tan bonitos y sinceros.
Viene lo que no debería venir: el aprendizaje. Aprender a desconfiar, a imponerse, a luchar por el ego antes de que se lo rajen, a luchar por el poder, perdón, por la justicia, a dar el golpe bajo antes de que nos tomen desprevenidos, a no demostrar los sentimientos. Aprender a ver ante los ojos como mueren las relaciones sin sentir el más mínimo remordimiento por no meterle un poco de juicioso empeño que permita sobrevivir a tiempos difíciles (por los que pasan TODAS las relaciones). Aprender a mentir mirando a los ojos, aprender... ¿inseguridad?
Pocas veces aprende la gente a perdonar, a olvidar, a sonreír otra vez por los mismos motivos, y así realmente realizar ese proceso empático de entender por qué alguien más nos ha hecho daño, y permitirse a uno mismo EMPEZAR DE NUEVO.
Yo soy una de esas románticas empedernidas que realmente cree en el amor (a que no se habían dado cuenta, jejeje). Eso no revela necesariamente que lo haya encontrado, pero el hecho de no tener esa certeza no quiere decir que no exista, o hasta de pronto que ya esté frente a mis ojos.
Entonces, yo no estoy muy segura de que aprender todas esas cosas sea muy bueno. De hecho, es ahí cuando insisto: yo no creo que eso sea aprendizaje, sino taras emocionales que uno no ha superado de una relación a la que le está permitiendo llevárselo a uno por delante. Y la gente entonces se enfrasca en su propia resignación: “el amor no existe, todas las relaciones terminan, a la larga todo se convierte en lo mismo”.
Rendirse ante esa situación, permitir que las personas que pasaron por la vida de uno (casi siempre con buenas intenciones, solo que no funcionó) acaben con las expectativas tan limpias que se tenían en la juventud… en serio ¿somos tan débiles?
El mercado del usado está in, muchachos, solo que debe usarse inteligentemente: si usted tiene perro, siempre ha tenido mascota y siempre la tendrá, y su primer carro fue un dos puertas motor 1.0 porque gastaba poca gasolina, no sea pendejo, ahora que está mas grande inviértale más platica y compre un usado con mejor baúl, aunque la gasolina esté tan cara en este país, es mejor andar en algo en lo que uno puede subir todo lo que tiene. Pero no compre de nuevo el mismo modelo pensando: “ya aprendí una lección: voy a comprar este modelo de carro y como soy tan sabio nunca intentaré subir a mi perro”. Así no es. Aprovechemos nuestra historia para aprender, no para ser unos tarados.
POR: AVENTURERA
Genial.... Comparto la filosofia de esta relfexión, por que la experiencia que tenemos nos permite ver con ojos distintos las relaciones y, en mi caso y espero que el de muchas, disfrutarlas hasta la saciedad.
ResponderEliminarYo no he tenido muchas relaciones amorosas que digamos, lo confieso solo dos, pero enamorada hasta los tuétanos como diría mi Madre y de una cosa estoy segura, los que no la cagan a la entrada, la cagan a la salida o si no... en las intermedias, pero que la cagan, la cagan. Sin embargo. Creo en el amor y siento que vale la pena vivirlo, ojo!!! vivirlo, mas no sufrirlo...
ResponderEliminarFinalmente la vida se va en un soplo, así que creo que la misión es DISFRUTAR, pero ese estado de disfrute solo se alcanza cuando como usado se aprende a no esperar, para que lo que llegue, nos haga felices.