DOS INVITACIONES
A veces la cabeza como que se me acelera y empieza a
producir ideas sueltas, lo que en principio es una maravilla. Pero a la larga vaya
y concrete algo.
Eso me ha pasado hoy y al final en lo que termina es en una
mujer paralizada frente al computador con la mirada perdida y apoyando la
quijada sobre la mano derecha. Mis compañeros de la oficina me ven ahí sentada
en esa pose y juran que me estoy craneando la forma de cambiar el mundo.
Y
muchachos: pues no… solo estoy en un desubique... Es confuso. Pero bueno: ES. Así que siempre el
lado bueno: puedo jactarme de que mi cerebro aún no ha claudicado.
Empiezo a pensar por ejemplo que estoy inspiradísima como
para escribirles algo que valga la pena, y que hablé el otro día con un amigo de
cómo podemos realmente cambiar el mundo, aunque realmente no sabemos si podremos,
que la gente me pregunta que opina mi novio de las cosas que escribo y yo
manifiesto orgullosamente que no solo lee mi blog y se lo goza, sino que me apoya
y me impulsa a decir todo lo que creo que debo decir (aunque a veces muy
silenciosamente), que
algunas mujeres estan refritas si esperan que las traten como iguales cuando ellas mismas se predisponen de forma diferente, que me creo lo más rebelde e intelectual del mundo desde que cancelé el plan de datos del celular.
También pienso que alguna vez tuve algunas ideas románticas
para este blog y no funcionaron ni un poquito. Alguien por ahí hasta me dijo
que era acomplejada, jajaja. Me niego a concluir que la gente todavía crea que una mujer que demuestra estar enamorada tenga bajita la autoestima, o esas ideas locas de que las mujeres no debemos demostrar lo que sentimos y pensamos porque por el simple hecho de no ser correspondidas nos etiquetan de regaladas.
Pienso que a veces permitimos que los prejuicios determinen
erradamente nuestro destino. Así que debería rebelarme con ahínco y hacer caso omiso sobre los prejuicios de la gente y escribir algo profundamente romántico. Tengo permanentemente esa idea de negarme al
lenguaje “incluyente” porque me parece que en realidad es excluyente que haya
que mencionar a los dos géneros para decir que nos pasan las mismas cosas, cuando una
sola palabra debería incluir a toda mi especie: a las mujeres y a los hombres,
a los niños y a las niñas, a los dementes y a las ‘dementas’. Como si ese día cuando hablaba con usted de los derechos de los niños se me hubiera pasado por la mente en algún momento que las niñas no los tienen.
En fin… tantas ideas… y les juro que con intenciones de
concretarlas todas, pero es que me saturo un poco. Así que decidí convertirme
en la comodidad hecha persona. Si, así como los profesores cuando no han preparado
la clase: esto existe gracias a ustedes, así que hoy ustedes hacen el blog.
Dos invitaciones:
- Si les apetece, desarrollen discurso sobre cualquiera de estas ideas sueltas.
- O también podrían dejarme aquí las ideas que creen que podrían ser el tema de una buena entrada para este blog.
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POR: AVENTURERA
Me parece curioso que te pregunten que opina tu novio de las cosas que escribes. Hasta donde recuerdo jamás has escrito algo ofensivo acerca de nadie, algo que podría despertar un pregunta como esa. Aunque en tal caso la pregunta, que opina tu madre , también sería válida.
ResponderEliminarDeberían las cosas que escribes, hacer que tu novio se enfadara? Creo que tengo una nueva manera de encontrar a las personas con más prejuicios. Las que te pregunten seguro que lo tienen, y dependiendo del tono, puedes medir la magnitud de su machismo.
De vez en cuando escribo en mi blog de ciencia... y nunca nadie me ha preguntado lo que otra persona opina.