VOCACIÓN DE PERMANENCIA

Yo no he sido capaz de hacerme un tatuaje porque así como los hombres, algunos tatuajes me parecen feísimos pero creo que la mayoría son lindos ¿Si me entienden? Entonces es dificilísimo elegir a uno solo, y de hecho, decidirse por uno no es fácil y así debe ser, ni más faltaba. 

Pero esa es solo una de las razones por las que no me he tatuado y de hecho no es la más importante: lo que realmente me aterra de los tatuajes es que tienen vocación de permanencia.

Los tatuajes son una marca que uno mismo decide hacerse PARA TODA LA VIDA. Es tan difícil como decidir la escogencia de un solo vestido que debe acompañarte durante todo un viaje en el que habrá diferentes tiempos, diferentes estaciones, y diferentes protocolos para cada fiesta. Entonces hay que elegir uno con el que no se pierda el estilo propio, pero que tampoco deje que entre el frío ni que sature de calor, que siempre te defina, no solo de vez en cuando, o un poco más que otro, sino que no tenga pierde. Una expresión fiel de la esencia de la persona que se es, esa esencia que aunque madure, envejezca o sufra, nunca se modifica. 

Y pues por eso es que no puedo con los tatuajes: yo tengo muchas esencias, y me gusta usar una diferente cada día dependiendo del alter ego que se despierte más temprano; entonces por eso se me dificulta inmensamente ligarme a algo que tiene vocación de permanencia. Siempre miro los meticulosos grabados de mis amigos y me parecen divinos, pero me aterra que yo tuviera que levantarme todos los días y ver exactamente la misma imagen sobre mi piel. De pronto el lunes me conformo, los martes casi todo me parece to much, los miércoles y los jueves soy demasiado crítica, y los viernes... no confío mucho en mi criterio objetivo porque a todo le encuentro el gusto. Ni hablar de los fines de semana y los feriados…

Se preguntarán como me miro al espejo sin aburrirme, porque la cara siempre es la misma, pero es que sabrán que soy tan hermosa que, en fin… cosas que pasan. 

Volviendo al tema, yo como que puedo aceptar que algunas de las cosas que vienen a mí son imposibles de cambiar, pero va en contra de mi filosofía personal crear algo por mí misma que si deja de gustarme, solo me quedará la opción de resignarme. Y en ese sentido, admiro la determinación de alguien que se tatúa, porque tiene la certeza y la convicción de que esa imagen que está imprimiendo en su piel lo definirá por el resto de sus días. Imagino que lo mismo pasará con la gente que se casa pensando que es para toda la vida. Así termina uno encontrándose con el adolescente que se tatúa el nombre de la novia que conoció hace dos días, o el que simplemente se casa con una imagen por lo linda que se ve en su brazo y no por lo que dice de él. Cualquiera se aburre de algo que ha escogido únicamente por su aspecto.

He escuchado que es posible remover los tatuajes con laser, y que después de eso solo queda una pequeña cicatriz. Así que da lo mismo: la marca igual ahí queda.

De pronto por eso estoy frita… me muero del pánico de tomar cualquier decisión que implique en mi vida vocación de permanencia.

POR: AVENTURERA

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