Y A USTED, ¿CUANTO LE DURA LA MANICURA?
Todos los blogueros que sigo se fueron de vacaciones. ¿No entienden acaso
que son parte de mi inspiración?
Algo pasó que se me fue el sarcasmo y ando de un cursi que
ni yo misma me aguanto. Extraño aquellos tiempos en los que podía burlarme de
los hombres sin sonrojarme ni pensar dos veces en si ofendería a alguien.
Es que los hombres han sido el blanco perfecto porque dan
mucha papaya, sobre todo cuando dicen que hacen su mejor esfuerzo. En serio,
¿así son cuando son buenos? Yo no les creo: yo creo que nos manipulan para que
no les exijamos tanto y así poder ser los recostados que son.
-Parece que estoy regresando…-
Yo confieso que en mis tiempos libres leo cuanta columna
nueva salga en las revistas femeninas -lo hago a manera de confesión porque no
es que me enorgullezca mucho, les juro que a veces leo cosas serias- y siempre
se encuentra uno con datos curiosos: ayer aquí leía, por ejemplo, que las mujeres
que viven en unión libre, después de un tiempo ya no quieren casarse porque
temen que la carga de las tareas del hogar aumente en su contra. Mientras
tanto, los hombres están felices con el tema de que nosotras asumamos el
cincuenta por ciento de los gastos de la casa, pero no tienen ninguna intención
de lavar la mitad de los platos, ni de repartir por partes iguales las tareas
del hogar, mejor dicho, de apersonarse del lugar en el que viven.
Entonces ahí empieza uno a hacer los análisis acerca de la
quejadera de los hombres. Me siento a tomar un café dizque para relajarme con algún
amigo y empieza el discurso sobre “el
libertinaje” y todas esas consecuencias negativas que ha traído a la
sociedad la liberación femenina (que a todas estas por ignorancia la gente la confunde
no solo con libertinaje, sino también con feminismo, y hasta con derechos) y se quejan, y se quejan, y se
quejan un poco más, y yo me pregunto entonces: ¿son un género con retardo
mental leve generalizado que se queja y se queja y no hace absolutamente nada por remediar
esa situación tan nefasta que los tiene tan molestos
y preocupados?
La respuesta es ¡NO! ¡NO! y ¡NO! Se quejan porque son demasiado avivados y saben las
mujeres somos un género orgulloso por nacimiento, y mientras ellos más nos
digan que estamos mal, más seguiremos haciendo lo que hacemos para dejar una
marca en la historia en la que demostremos que estamos BIEN y así dejarlos calladitos.
Tienen clarísimo que están pasando por la mejor etapa de la especie en su género: ya no pagan
las cuentas y siguen llegando a la casa en las noches con cara de proveedores a que su mujer los reciba
con la comida caliente y las piernas abiertas.
Y pues yo si decía: si los hombres son unos imbéciles, ¿por
qué rayos nos enamoramos de ellos? Lo cierto es que no lo son. Una chica tan sumamente
inteligente como yo no se enamoraría de cualquier cosa. Lo que son es unos
manipuladores aprovechados que nos han hecho creer que están en desacuerdo con
nuestro progreso para que nosotras nos empecinemos en demostrarles que no es
así, y pues yo soy una buena mujer, soy un ser humano de buena fe, así que me
dejo manipular por falta de sospecha. Pobres santas palomitas... en que juego hemos caído.
Y si a él le molestaba en los 80’s que yo trabajara porque
la casa estaba sucia, “no te preocupes mi
amor que yo llego del trabajo a limpiar y a cocinar”. Si le molestó en los
90’s que me ascendieran porque ganaba más que él, “no te preocupes mi amor que yo empiezo a pagar la mitad de la hipoteca”.
Si se molestó a principios de este siglo porque el sexo perdió frecuencia, “no te preocupes mi amor que así sea dormida
te lo doy”. Obvio que perdió frecuencia! Tengo que limpiar sola, criar a los hijos sola, ocuparme de que la alacena esté llena, cumplir con los compromisos familiares (incluyendo los de la familia de él) y si se me ocurre dejar de trabajar perdemos la casa porque resulta que trabajar, a pesar de ser nefasto, es lo que garantiza el sostenimiento económico, porque es que al proveedor de eso solo le queda la cara.
Llegaron todos estos paradigmas a mi generación y una ya viene así: educadita para la esclavitud… programadita para hacerlo todo y que así mi marido no se queje porque trabajo. ¡PATRAÑAS! ¡Que se quejen! ¡Y hasta que se larguen! Treinta por ciento menos de ropa que lavar, de platos que limpiar, de mugre que aspirar, de comida que comprar y preparar, y cien por ciento menos de camisas que planchar y de inodoros meados por fuera del perímetro.
Llegaron todos estos paradigmas a mi generación y una ya viene así: educadita para la esclavitud… programadita para hacerlo todo y que así mi marido no se queje porque trabajo. ¡PATRAÑAS! ¡Que se quejen! ¡Y hasta que se larguen! Treinta por ciento menos de ropa que lavar, de platos que limpiar, de mugre que aspirar, de comida que comprar y preparar, y cien por ciento menos de camisas que planchar y de inodoros meados por fuera del perímetro.
Estos especímenes desagradecidos nos sacan
el dinero, se ponen bravos, y además se quejan! Y nosotras tan inteligentes que
somos, reaccionamos dando cada vez más y ellos poniéndole cada vez menos el
hombro, menos plata, menos compromiso, menos trabajo, menos empeño y uno además
tiene que seguir escogiendo entre ¿ser feliz
o ser solterona? ¡No jodás!
Yo creo que debemos empezar a pagarnos por derecha el trabajo
que hacemos en la casa. Descontémoslo de nuestro aporte (si no es que para rematar nosotras nos encargamos también del pago de las facturas). No nos dejemos encuentar con eso de que se ha perdido el rol de la mujer en el hogar
porque si reivindicamos las cargas, vamos a tener más tiempo para cosas realmente
importantes, como por ejemplo educar hombres decentes y mujeres sin miedo.
Es difícil saber si las cargas están bien repartidas, y más cuando a una le metieron el chip en el cerebro de que la mujer es la base del hogar, pero pregúntese cuanto le dura la manicura. Si le dura menos de quince días, yo creería que está inmersa en el desequilibrio. Faltaran generaciones para que lleguen épocas de equilibrios generalizados, pero yo, en MI casa, no espero todo eso ni por el p...
Es difícil saber si las cargas están bien repartidas, y más cuando a una le metieron el chip en el cerebro de que la mujer es la base del hogar, pero pregúntese cuanto le dura la manicura. Si le dura menos de quince días, yo creería que está inmersa en el desequilibrio. Faltaran generaciones para que lleguen épocas de equilibrios generalizados, pero yo, en MI casa, no espero todo eso ni por el p...
Pobre novio… Le esperan arduas jornadas de trabajo para
poder pagar las cuentas, por lo menos mientras me pasa la indignación de ni siquiera tener tiempo para ir a hacerme la manicura, y él se acostumbra a la idea de
encargarse algún día de la mitad de la casa… aunque probablemente me endulce el
oído diciéndome que así será… y yo, que soy una mujer de buena fe, le creeré.
POR: AVENTURERA
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Totalmente de acuerdo Carlita.Hacemos todo con tal hacerlos felices a ellos e infelices a nosotras mismas. Y que te aprece alguien como el mi macho alfa? vive en otra ciudad, no aporta nada, ni para la casa, ni para mi, ni para la relación, pero me controla todo el tiempo (a distancia vía celular) y los 5 días que viene cada mes no me habala, ja ja ja!! que se largue y no vuelva!! menos un chino bobo que criar y cambiar, ja ja ja
ResponderEliminarWoowww , la verdad ví tan extenso el capítulo que alcancé a desistir, pero lo cierto es que con tanta verdad a flor de piel que me averguernza mi cotidianidad , porq sí, yo trabajo y limpio además de marcar tarjeta....y tambien pasarla, que por cierto ya está en rojo,Te felicitó xq has logrado comprimir en este blog todas unas experiencias de irrazonables femeninas...a eso se le llama AMOR??? ....entonces ELLOS no AMAN... :(
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