YA NI SIQUIERA ES UN MOTIVO
¿Les digo la verdad? Todo este cuento de San Valentín, amor y amistad, día del niño, Halloween,
hasta navidad, y todas las
ocasiones que despliegue la imaginación de ustedes en este momento y puedan inventarse para que cada tonto
tenga una fecha, me parecen… pues es deducible lo que me parece si digo que es
una fecha para cada tonto, me parecen tonterías.
Uno debería poder disfrazarse el día del año que quisiera y desinhibir
tanta introversión, y ahora que lo pienso, uno en ocasiones como Halloween quisiera
vestirse como realmente le gusta sin que nadie le diga nada. Porque la moda hoy
en día es una esclavitud, y si no la usas estás simplemente mal presentado. Y
lo que a muchos nos gusta para otros es un disfraz.
Pero me estoy desviando, el caso no es ese. Ya habrá otra
fecha especial para tratar los temas de trastornos de personalidad
exteriorizados a través de eventos aprobados socialmente.
Retomando, uno debería poder disfrazarse cuando le dé la gana, pedirle
cositas al niño dios cuando realmente las necesite, tener sexo con la pareja
cuando se requiera, darle un chocolate a un amigo y escucharlo cuando este
depre, deprimirlo con alcohol cuando esté feliz, y proteger a la niñez todo el año y no a raticos cuando los vemos llorando, porque
cualquier descuido le causará un trauma para toda la vida a una persona que
algún día tendrá las riendas de su vida y las de quien sabe cuanta gente más.
Por ejemplo, yo en estos días sí que estoy necesitando un
ingresito adicional pero con urgencia, y ¡no! El niño dios me lo mandó en
diciembre y pues obvio: yo me lo gasté en regalos. El otro día le recé, y me
imagino que como no creo en él, entonces pensaría en hablarme a través de alguien
que yo quiero mucho, y tremenda vaciada que me pego el desgraciado por andar pidiendo plata a
estas alturas del año.
A mí me gustaría no tener un motivo para preparar una cena
romántica, usar esa copia de tus llaves que tengo escondida en mi cartera que
solo tú sabes que tengo, y que en realidad es por si pierdes las tuyas, e
inmiscuirme sin permiso en tu casa echándole un cuento bien rebuscado al
celador (eso haría parte de la aventura) para que me deje entrar a hurtadillas, llegaras y encontraras unas
velas prendidas, tu música favorita, comida suficiente para comer hasta que se nos pare el
ombligo, y la dosis perfecta de Carménère
para descualquierarnos tanto como se requiera para pasarla bien, pero no lo suficiente para quedarnos
dormidos antes.
Pero no. Si uno hace este tipo de cosas es un cursi. Es un
romántico enfermo que no tiene nada mejor que hacer. Llega él a su casa (si es
que llega) haciendo cara de loco desconcertado porque una vieja que acaba de llegar
a su vida (con que usted haya llegado un mes después que la mamá a la vida de
él, basta para que sea una aparecida) se le metió en la casa, sirvió comida sin
siquiera preguntarle si le gusta, y además ¿creyó que esto era un bar? O qué… ¡Dizque botella de vino! ¡UN JUEVES!
La única ventaja de toda esta reflexión es que no me ha
pasado. Y entonces uno se imagina gratuitamente todos estos supuestos y se traumatiza por adelantado, haciéndo lo que los papás siempre quisieron: aprender de experiencias ajenas. Desperdiciando no solo la vida para enamorarse, sino también los días comercialmente
aceptables para eso.
Y como para toda la gente respetable que conozco, esta es
una fecha creada por las políticas de mercado de consumo que propende por
succionar los pocos recursos de muchos (y estoy de acuerdo... mas o menos... estoy confundida), esta será una noche más sin ese toque
romántico que tanto extraño, una fecha que ya ni siquiera es un motivo.
POR: AVENTURERA
JAJAJAJA MUYYYYYYYYYY BUENO,CIERTO Y DIVERTIDO, DEFINITIVAMENTE AVENTURERA NOS PONES A REFLEXIONAR SIEMPRE.BIEN.
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