PERDER ES GANAR UN POCO
Me han preguntado por qué
este blog se titula AVENTURERA, y pues yo creo que después de su paciencia y
sagrada constancia que se manifiesta en leer esto cada vez que publico alguna
barbaridad, se han ganado mi respeto y merecen una explicación.
Y es que yo en realidad no
soy tan, tan aventurera. A veces me da la loquera, y me aventuro, pero no soy
yo en general. Por ejemplo: a mí me da una mamera increíble acampar y me da
mamera porque me da pánico, entonces me da mamera sentir pánico. Pero para que
mi hija no crezca con esos pánicos, he accedido a acampar últimamente y bueno,
no he muerto en el intento, y mi hija sí que se lo ha gozado. En fin, lo que
quiero decir es que esta vaina no se llama AVENTURERA porque yo lo sea, y más
bien dejo de dar vueltas y les cuento por qué:
“Aventurera” es una canción
del cantautor chileno Alberto Plaza, que a mí personalmente me encanta, así que
cuando estaba en la universidad me sentaba en la plazoleta con mi guitarra a
cantar “Aventurera”. Nunca pedí plata, acuérdense de que no soy aventurera.
Alguien me escuchó y me dijo: ¡esa está de concurso! Así que me inscribí en el
concurso de canto de la universidad. Y lo gané… juro que sí se presentó más
gente.
Me fui para el
interuniversitario a representar a la U con “Aventurera” en la categoría de intérprete.
Me contrataron un arreglista, una banda de fondo, y ensayamos casi durante un mes. Me
sentía toda una diva, y puedo decir que la Universidad gastó parte de su
presupuesto en mí (aunque era lo mínimo, soy una excepción de la educación privada en este país). En ese lapso tuve una gripa horrible y
el día del concurso llegó y yo todavía tenía un poco de tos. Pero que caray,
había que cantar de todos modos.
Y como me dijo una amiga: “te he oído cantarla mejor otras veces, pero esta igual te salió bien”. Y llegó el
momento de la premiación. Nombraron en segundo lugar a un tipo que realmente
cantó muy bien, y había otra concursante definitivamente buena, así que ahí
entendí que “Aventurera” no iba a ganar. En todo caso, después de nombrar al
segundo lugar y, con ánimos de ponerle ahí un suspenso hollywoodense a la cosa,
pusieron un TARATATÁN…. y todo quedó en silencio.
El
público se puso ansioso y nadie decía nada. Entonces una vocecita en la primera
fila comenzó a gritar: “A-VEN-TU-RE-RAAAA…..
A – VEN- TU-RE-RAAAAA….”, y el resto del público siguió la voz y cuando me di
cuenta toda la gente que estaba en ese auditorio me estaba haciendo barra. A
mí. ¡SI! ¡A MÍ! Yo tampoco me las creía.
El
corazón se me aceleró, empecé a temblar toda entera, las manos me sudaban y le empapé las manos a mi novio (que eso a los diecinueve años da un oso tenaz), empecé a sentir cómo la cara se me
enfriaba y ese frío se me fue en segundos al sudor de mis axilas (menos mal mi camisa era negra) y llegó hasta
la punta de mis pies. De pronto una leve sensación de nauseas me ocupó el estómago, pero sabía que no iba a vomitar. Solo sonreía y abría los ojos sorprendidísima. Sé que al describir esa sensación suena espantoso, pero ¡qué
sensación! Una de las mejores que he sentido: ser aclamada por el público. Fue casi orgásmica.
Y bueno: nombraron al ganador, obviamente no era yo. La verdad no me acuerdo del nombre pero si, ganó la vieja
que mencioné arriba.
Me
fui sin el trofeo (que en realidad era ahí una plaquita pecueca…) y con la
certeza del triunfo aunque sin prueba física que lo demuestre.
Así perdí un concurso y con
él, un poco más de diez años después esto ganó nombre, porque como dice Maturana: perder es ganar un poco.
POR: AVENTURERA
Que te digo mi querida Carla, No ganaste el trofeo pero el público te dio fuerza para que te mantuvieras cantando y de paso nos premió a quienes nos encanta verte en esas lides. Se te quiere
ResponderEliminarTu no necesitas de esos premios para certificar a los incredulos de que eres una persona fenomenal en todos los sentidos.
ResponderEliminarTu suegrita que te quiere resto.