DEL AMIGO SECRETO Y SUS ABERRACIONES



Nunca ha sido fácil para mí relacionarme con los demás cuando de grupos grandes se trata, pero eso no quiere decir que no me guste. Sé que no fui la más simpática en el colegio ni en la universidad, sé que tal vez alguna vez preguntaste: quién es la dueña del juego? Las demás me señalaron a mí y me hicieron ojos de “donde la dejes jugar te matamos” así que muy probablemente tuve que decirte desmedidamente que no. Probablemente en la universidad no te saludé después de que estuvimos toda la noche en la misma fiesta, pero mis inseguridades eran tan irracionales que muchas veces no pensé que te acordaras de mí. Es posible que te hubiera hecho zancadilla en el bachillerato pero no fue por maldad, sino por mi gran dificultad motriz que me obligaba a poner la pierna justo en el camino de la niña popular que tú eras y que hizo que todas las demás me detestaran por unos buenos días. En fin, cosas que pasaron, y que seguirán pasando.

Por esa razón, en el trabajo a cuanto evento de integración me inviten a participar digo que sí porque es la única forma de relacionarme sanamente con mis compañeritos. Así, con el paso de los años hasta he hecho amigos. Y eso me quieren y todo.

Pero bueno, dejemos el carretazo. El caso es que en ese afán de integración caigo todos los años en eso del amigo secreto, y a medio juego me sucede esto de que desato un inconformismo delirante con las reglas del juego pero ya no puedo salirme, y pues con el problema que les digo que tengo, no debo. Entonces, aunque no les voy a contar quien es mi amigo secreto si quiero decirles que no logro acoplarme a la dinámica del juego.

Empecemos con las reglas: el martes repartieron papelitos con los nombres de los participantes, y desde ese día podemos endulzar a nuestro amigo secreto con la frecuencia que nuestra conciencia nos dicte. Hasta ahí, amo.

El 27 de este mes haremos la entrega de regalos. Cada regalo debe superar el monto de $30.000. Adicionalmente, se oyen gritos entre los cubículos en donde la gente manifiesta su agrado o desagrado por la endulzada del día. A nuestra pobre compañera que nos reparte el café y las bebidas, no la invitaron a jugar, pero sí la cogieron de parche para que reparta los coffee delight y los plátanos popochos que se han traído para endulzar. Y hoy… Y HOY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Pasaron una hojita con el nombre de cada uno y al frente una casilla para que escribamos lo que queremos que nos regalen.

Yo ya venía un poco molesta porque desde hace unos días la gente ya venía diciendo: eso damos un bono de algún almacén y listo. PUES NO. A mí no me parece. No me parece y no me parece.

A pesar de mis notables inhabilidades sociales, saben que soy una romántica empedernida que cree en el amor, y no me refiero solo al amor de pareja, sino al amor de familia, el de los amigos y sobre todo: el amor por la vida. Por eso creo que si uno juega al amigo secreto, debería jugar realmente a realizar una labor de inteligencia para hacer feliz a esa persona que sin haber escogido conscientemente, va a ser su amigo por estas dos semanas. Averiguar sus gustos, sus preferencias, y sobre todo: cada uno debería revisar su presupuesto y gastar lo que el bolsillo permita.

Esto último el año pasado fue un tema terrible de discusión porque alguien me dijo que aquí hay gente muy tacaña que es capaz de llegar con una chocolatina jet (es un chocolate colombiano delicioso, que por ser nacional, es mucho más barato que los demás), y que eso es injusto con quienes gastan más dinero en su regalo.

¿Qué me gustaría? Que quien juegue se dé a la tarea de averiguar los gustos de su amigo secreto. Que el presupuesto no esté dentro de las reglas por varias razones: hay personas que no tienen un presupuesto considerable, pero que harían un esfuerzo inmenso por entregar un lindo detalle que esté acorde con sus ingresos, y de otro lado: quien juega y regala algo de $30.000 pensando en que van a darle otra cosa del mismo costo, está jugando al intercambio y no a hacer feliz a un amigo. Además que eso del presupuesto debería ser regla solo en juegos de niños, porque se supone que un adulto maduro juega para dar, no para recibir, y menos para no perder…

Por último: para tener que decirle a alguien lo que debe comprarme, mejor me lo compro yo.

¡FELIZ DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD AMIGUITOS!

POR: AVENTURERA

Comentarios

  1. Estamos totalmente de acuerdo. Hay algo muy sabio que decía mi madre (como casi todo lo que decía) "De la bondad del corazón habla la boca". Si decidimos jugar es para hacer felices a quienes están a nuestro alrededor y no por que si.
    Te quiero Carlita y tu lo sabes. El próximo año, no jugamos....

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡TU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE! INSERTA AQUÍ TU COMENTARIO

Entradas populares de este blog

YO TE AVISO

MI DEPRESIÓN Y YO

¿PORQUÉ ME DEJÉ VER LOS CUCOS ANTES DE TIRARME POR EL RODADERO?

VALÓRATE UN POCO

YO NO ME HARÍA LA KERATINA