DE BLANCO ME VEO DEFINITIVAMENTE BIEN


Me disculpo con los lectores de entrada por la falta de periodicidad, porque cogí la manía de aparecer cuando me da la gana. Y así será. Supérenlo.
He estado trabajando en mi familia que se ha agrandado bastante. Eramos dos chicas y en menos de lo que canta un gallo resulta que somos cuatro: las mismas dos chicas (aunque más maduras, y sobre todo yo, porque mi hija sigue chiquitiquitiquitica) y dos nuevos chicos. El mayor que es el mismo, el de siempre, el de mis días felices, y también el de mis tusas; y el menor, que es nuevo en esto de vivir,  a pesar de que multiplica mi tiempo, también lo desaparce como por arte de magia, convirtiendo esta tarea de escribir en algo casi imposible. Pero aquí seguimos.
Sigo con insomnio, migraña, un aburrimiento increíble por la sola idea de pensar en que algún día debería volverme hacendosa y en general arreglar mi casa y, por supuesto: mi gravísimo problema para gastarme con una rapidez increíble el poco dinero que me gano. Lo bueno es que si debo confesarles que me siento más feliz. Sustancialmente más feliz. Aunque antes también era feliz, pero la realidad es que ahora me quiero más.


El lado vacío de la cama ya no está vacío porque entendí que para ser independiente no es obligatoiro estar sola, y sí: me puse un vestido blanco, y como les dije hace ya unos años: de blanco me veo definitivamente bien. Nuestra ceremonia alternativa fue todo un éxito sobre todo porque la oficiamos nosotros mismos. Mi rebeldía no me permite confiar a un tercero unos votos que definitivamente no están dentro del resorte de un ministro, así que omitimos ese pedazo y además acordamos casarnos de zapatillas deportivas. Yo no me aguanté y lucí un modelito aterciopelado y con plataformas.
Cuando mis amigas vieron mis zapatos, no pude evitar guardar sus expresiones en mi memoria: casi se desmayan. No entendían porqué mis zapatos erán azul verdosos, porqué aterciopelados, porqué no eran de tacón. Pero me conocen y me dijeron que lo entendían. Yo sé que nunca lo entendieron, pero aprecio inmensamente que lo hayan dicho. Bueno, esa es su forma de entenderme.

Pero les cuento que el tigre no es como lo pintan. Pensé que el matrimonio eventualmente acabaría con AVENTURERA, pero en realidad la ha arraigado más a mí. Ahora sé que estar con la persona correcta no lo aprisiona a uno en un estado estático, sino que lo convierte en la mejor versión de uno mismo. Incluso ahora cuando me deprimo ya no parezco una adolescente, lo hago como toda una depresiva experta, nivel avanzado.
Y sí, algunas cosas han cambiado: antes creía que la causa de mi insomnio eran mis pies fríos. Ahora no duermo porque se me hinchan por el calor. Y pues nada, la realidad es que sufro de insomnio y nadie va a curármelo. Bueno, eventualmente yo. Antes fumaba cuando la casa estaba muy sola. Ahora fumo cuando necesito espacio. Y así…
La maravilla de no tener un polo a tierra, sino un compañero de aventuras.


POR: AVENTURERA

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO TE AVISO

MI DEPRESIÓN Y YO

¿PORQUÉ ME DEJÉ VER LOS CUCOS ANTES DE TIRARME POR EL RODADERO?

VALÓRATE UN POCO

YO NO ME HARÍA LA KERATINA