REZO POR LO QUE ME FALTA


Siempre hace falta algo, ¿no? Una casa más grande, un ascenso en el trabajo, ganar más dinero, un bebé, otro bebé, ganar más dinero, para el otro bebé, una maestría, un doctorado, para ganar más dinero para que estudien los dos bebés y también puedan hacer una maestría y un doctorado para que puedan tener un bebé y luego otro y una casa más grande y ganen un poco más de dinero para los bonos de los colegios de sus hijos para que estudien siempre en las mejores universidades y así puedan ganar mucho dinero y puedan tener un bebé y otro bebé y hacer una maestría, y luego un doctorado…

¿Podemos ver a un pobre acomodado? Esta muy claro que siempre a todos nos hace falta algo, y hay que rezar mucho para que llegue esa bendición que nos traiga lo que hace falta. No hablo de no tener motivaciones, pero se puede volver un poco desesperanzador eso de nunca estar completo.

¿No tiene acaso sentido la vida si llegamos a ser realmente felices? O más bien, ¿simplemente felices? Es muy grave si no nos hace falta nada, si no buscamos más y ¿sólo somos felices? Yo no tengo tanta claridad sobre lo que busco. O bueno, un poco: primero, poder seguir siendo feliz (y estar más flaca sin hacer ejercicio), pero, sobre todo, quiero más tiempo. ¡Más tiempo para mí! Para gozarme, por ejemplo, las grandes decisiones que he tomado en mi vida, como mi esposo y mis hijos. ¡Más tiempo para cantar y para escribir y no tener que trabajar para “vivir”, porque si no trabajo en lo que trabajo, mis papás van a regañarme, y mucho! Porque no voy a tener para una casa más grande, ni tendré un ascenso en el trabajo, ni dinero para otro bebé ni para hacer una maestría, ni un doctorado, ni podré pagar un buen colegio para los hijos que ya tengo. Porque no pienso en mi futuro. Porque dependo de mi infeliz futuro de trabajar hasta los 70 años para desperdiciar mi vida ahorrando para ganarme una pensión que no sé si voy a tener cuando ya no tenga nada: ni voz, ni hijos pequeños con sonrisas domingueras entre las cobijas, ni ganas de tirarme a mi esposo.  

No quiero hacer ese diplomado que empecé hoy, ni quiero tener otro bebé, ni quiero hacer maestrías ni doctorados con ese montón de yupis que son divertidísimos y a veces me dan ganas de ser como ellos. ¡No quiero una casa más grande! Lo que quiero es tener menos cosas en la mía (excepto en el armario). Quiero cantar por las mañanas y ser yo quien abre la puerta cuando mis hijos vuelven del colegio. En ese pedazo me confundo porque con qué carajos vamos a pagar los colegios. Y si estudian en cualquier colegio no van a poder ir a las mejores universidades ni hacer maestrías ni doctorados ni tener una casa más grande para tener un bebé y luego otro.

En realidad, en lo que trabajo constantemente es en tener la fuerza para aguantar ese regaño de mis papás y romper este paradigma, en el que yo me sacrifico por mis hijos para que ellos puedan sacrificarse por los suyos (como alguien que hoy no vamos a decir cómo se llama que se sacrificó por todos nosotros), y seremos una hermosa perfecta fila de sacrificados, y así acabarán todas las historias de todos nosotros, y entiendo un poco porqué rezan, y rezo por lo que me falta. Y rezo porque todavía no sé si lo que me falta es sacrificarme o romper el paradigma.

Que hacemos, amanecí rebelde.


Tu opinión es muy importante para nosotros, sobre todo si piensas diferente. Síguenos también en Facebook en AVENTURERA


POR: AVENTURERA

Comentarios

  1. Por eso la sabiduría llega siempre tarde, pues nos llega cuando viejos. Ya no somos vanidosos que es la receta perfecta para vivir con libertad.

    ResponderEliminar
  2. Excelente reflexión. Hay que parar de vez en cuando y no seguir en la vida desesperada y sin sentido, de los ceños fruncidos y las ganas olvidadas.

    ResponderEliminar
  3. Sacrificio, hacer algo que no nos gusta solo por qué toca, romper el paradigma y tener éxito es un riesgo que pocos asumen por que es enorme, pero para esos retos enormes hay poca competencia, sacrificio por lograr el éxito en lo que se ama y lo que se disfruta para no sentir que es un sacrificio y lograr ser como los masoquistas que sonríen con cada latigazo auto infringido y ganar dinero con ello para mantener la vida y sus vicios

    Rezo por lo que me toca
    Sueño por lo que me falta

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡TU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE! INSERTA AQUÍ TU COMENTARIO

Entradas populares de este blog

YO TE AVISO

MI DEPRESIÓN Y YO

¿PORQUÉ ME DEJÉ VER LOS CUCOS ANTES DE TIRARME POR EL RODADERO?

VALÓRATE UN POCO

YO NO ME HARÍA LA KERATINA