VALÓRATE UN POCO
“Valórate un poco” me decía mi mamá cuando le demostraba a mis noviecitos en la adolescencia que los quería. Que en todo caso yo era media morronga, entonces las demostraciones tampoco es que fueran nada del otro mundo. Se ponía furiosa porque en vez de esperar a que mi noviecito me llamara, yo lo llamaba apenas llegaba del colegio a contarle como me había ido. Ella siempre me decía: “hazte desear: no lo llames, deja que te llame; no vayas a su casa, deja que él venga a visitarte; no lo tomes de la mano, que él sea el que tome la tuya; no esto, no lo otro, y lo otro, y no, y no, y no…” Sé que eso fue lo que le enseñaron a ella que está bien, pero yo confieso que nunca lo entendí y para mí sigue siendo un paradigma bien complejo. ¡OMG! No entiendo a los hombres. Independientemente de que no haya dado con el ‘porqué’, con el paso de los años si me di cuenta de que ponerle dificultad a las cosas los atrae ostensiblemente y puede hacer que se queden por más tiempo al lado de una muje...