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Mostrando entradas de agosto, 2012

VISTIENDO SANTOS PARTE II

Algunos opinan que las segundas partes no son buenas. Así que para quitar prevenciones, los introduzco al tema diciéndoles que esto no es una nueva aventura sobre un mismo tema ya tratado, sino que la primera vez quedó tan largo que por miedo a que los lectores se me aburrieran lo partí en dos, y aquí está lo que faltaba de lo que comenzó hace ya casi tres meses, con algo de edición, por supuesto: Y llega una tarde otra vieja amiga y me pregunta: ¿cuál es tu técnica? Me quedé pasmada y luego dije: “¿Perdón? ¿Técnica para que?”. “Para que te tomen en serio”, me respondió. No podía creer que alguien me preguntara eso, porque significaba que esta chiquilla había sido tomada mucho menos en serio que yo en el curso de su historia, y no es que eso me moleste, sino que no sabía que fuera posible, además de no sentirme en absoluto en la capacidad de darle consejos a nadie sobre técnicas de ningún tipo. No soy un fracaso, pero cada cual tiene circunstancias tan particulares, que difícilment...

NO SOMOS NADA

A veces me dan los ataques de filosofía cuando tengo esas conversaciones a la hora del té con mi mamá, y mi hija se encuentra entre medio. No me acuerdo de quien hablábamos pero su edad salió a relucir y seguramente era un vejete porque el aparte de la frase de mi mamá que llamó la atención de mi hija fue “hace cuarenta años”. Esta pequeñita que disfruta increíblemente estas oportunidades para hacer sumas y restas, le restó cuarenta a siete y cuando el resultado se le salió de las manos exclamó: “¡AH! Mami, hace cuarenta años yo no existía…”, se quedó pensando unos segundos más y completó con esto que era como cuestionar el origen de su existencia: “¡MA! Y TÚ TAM-PO-CO!”. Tiene siete años y su visión del origen de la vida va hasta la panza de su mamá, así que imagino que es duro para ella pensar que esa panza en alguna época no existía. El caso, es que mi mamá complementó la conversación con la frase que realmente me dejó cabezona: “Si. Hace cuarenta años ni tú ni tu mamá existían, ...

EL LADO VACÍO DE LA CAMA

No todas las mujeres tienen, como yo, el privilegio de ser madres solteras. Tenemos que soportar algunas recriminaciones sociales, pero la forma en la que la mayoría llevamos nuestras vidas lo vale, y hasta más. A diferencia de muchas solteras no madres, tenemos cama doble y el lado contrario al que escogemos está siempre vacío, así que nos movemos como queremos, dormimos profundamente, no peleamos con la plasta para poder cambiar las sábanas, y simplemente se trata de estar volteando permanentemente el colchón para no hacer huequito. En todo caso, se torna difícil y peligrosa la combinación de la maternidad y la soltería, porque somos el blanco fácil y favorito de la sociedad. Somos objeto de críticas constantes por todo: Ser soltera es normal, pero solo hasta cierta edad, así que si somos solteras y madres que sobrepasamos esa edad, culparán a la maternidad por nuestra soltería. Si nos embarazamos con ganas nos dirán irresponsables, y si lo hicimos sin ganas irresponsables será u...